miércoles, 21 de abril de 2010

Blog de Manolo Saco




Manolo Saco escribe en Público. Me gusta lo que dice y cómo lo dice y creo que en este artículo vuelve a poner palabras a mis pensamientos. Reconozco que no me gusta el yihab que impone la ley islámica, ni tampoco la ley islámica, no sólo por el sometimiento que significa para la mujer sino por su imposición dictatorial, de parte del marido, o padre, sino por la atrocidad de la imposición. Pero tampoco me gustan las monjas, que también se cubren la cabeza, ni los curas, ni ninguna expresión externa de lo que debe ser un pensamiento interno como son nuestras creencias. Las creencias religiosas son como las relaciones sexuales, que no debe presenciarlas nadie ni importarle a nadie. Esto dicho en otras palabras y seguramente mejor dicho, lo expresa Manolo Saco en su post del diario Público. ¡Gracias Manolo!

Tags: colegios hiyab monjas
El franquismo era a la democracia lo que el liberalismo a Esperanza Aguirre. Los franquistas se soñaban a sí mismos viviendo en una democracia orgánica (por los organismos, no por su inveterada manía de gobernar con los órganos genitales, es decir, por cojones), y la lideresa del PP se entretiene en torturar a diario el término liberal hasta hacerle confesar que es igualito a su sentido mafioso de hacer política.

Los académicos de la RAE no saben el peligro que corren con esta buena señora. Todavía se atreven a mantener en su diccionario que liberal es una “actitud que propugna la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas”, o bien, la “doctrina política que defiende las libertades y la iniciativa individual…”

Esta extraña liberal intervenía ayer en la disputa sobre si una alumna de un instituto de Madrid podía acudir a clase ataviada con un hiyab, el velo islámico. Según la señora liberal, “no debe llevarse la cabeza cubierta dentro de los centros educativos”.

Vamos a ver. En España hay miles de colegios católicos, con monjas de cabeza cubierta con el velo cristiano, y curas de sotana y alzacuello, amén de virgencitas y crucifijos por doquier, inculcando sus símbolos religiosos en las cabecitas de sus alumnos y sin embargo víctimas. Entre ellos, los más sectarios y perniciosos: 10 colegios de los Legionarios de Cristo, 73 del Opus Dei, y 5 de la integrista Asociación Católica de Propagandistas, abiertamente perjudiciales para la salud mental de los niños.

Ya sabemos lo que significan el hiyab, el burka y demás cortinas con que la religión islámica, disfrazada de tradición, pretende ocultar a la mujer de los ojos de la civilización. Pero a este lado del charco cultural sólo tendremos fuerza moral para impedir en las aulas los signos de sumisión de la mujer islámica cuando hayamos eliminado todo símbolo religioso, tocados y sotanas, de la escuela pública y concertada.

Para entonces ya tendremos tiempo de hablar del hiyab. Y quizá de la poca Esperanza que nos queda.


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