viernes, 4 de diciembre de 2009

Jordi Solé Tura. Se ha ido uno de los buenos, buenos.


(JOrdi Solé Tura, con su hijo.)
Hay muchos políticos buenos, de eso no me cabe la menor duda, lo sé porque conozco unos cuantos de nuestra época de militancia antifranquista, cuando aún no ocupaban ningún lugar destacado, y eran no sólo unos perfectos desconocidos, sino unos perfectos perseguidos.
Jordi Solé Tura, era uno de ellos. Excelente persona siempre dispuesto a lo que fuera, militante del PSUC, luchador feroz durante la dictadura, comunista primero, pero que llegada la democracia pasó a la militancia en el PSOE, con el que fue nuestro querido Isidoro, y que para mí lo sigue siendo, Felipe González. Casi todos hicimos la misma trayectoria, y terminamos por huir de todo tipo de dictaduras, para encaminarnos hacia una pluralidad, que nos llevó de cabeza hacia el socialismo.
Persona afable, culta, de buen caracter, amante del teatro, un demócrata convencido y un gran socialista. Uno de los padres de la Constitución, pero no uno más, los que estuvieron con él en aquellos momentos, dicen que aportó la parte más progresista de ese redactado. También fue regidor, senador, diputado, profesor, catalanista, federalista, un fantástico Ministro de Cultura, un gran compañero y un socialista hasta la médula. Colaboró en el Estatuto de Extremadura del 83 y en el de Catalunya.
Iba al teatro siempre que podía, y le gustaba entrar a saludar a los actores. Para mí era un honor recibirlo y charlar con él, era cálido, cercano, no todos los políticos te tratan tan de tú a tú, era llano, sencillo y afable, lo que se llama un político del pueblo.
NOs lo encontramos por la calle mi marido y yo, el día que el PSC ganó las elecciones. Lo estábamos celebrando todos juntos, acompañando a Pasqual Maragall, nuestro querido Maragall. NOs vimos y estuvimos comentando la alegría que nos embargaba a todos, la ilusión con la que encarábamos la legislatura. Él decía "Avui es un día de joia per tots nosaltres". Era simpático, un hombre tan agradable en el trato. En resumen: un gran político, un gran demócrata, muy querido y admirado por todos, no podía ser de otra manera, se lo merecía. Si lo tuviera delante le diría: Tu ejemplo ha de servirnos a todos para ilusionarnos. Tu tesón y tu confianza en un futuro socialista ha de ser el aliento que nos ayude a continuar, en estos momentos tan rancios y aparentemente desesperanzadores. Más que nunca: ¡Siempre contigo Jordi!