martes, 3 de julio de 2012

CISMA EN LA ONCOLOGÍA. CARTA ABIERTA A MARIANO BARBACID


Un grupo de prestigiosos oncólogos publica una CARTA ABIERTA A MARIANO BARBACID en la que cuestionan tanto lo que oficialmente se afirma del cáncer como los tratamientos que se utilizan.

“…Tal vez haya llegado la hora -o esté cada vez más cerca- de que los oncólogos básicos y clínicos consigan despertar y decidirse a plantear otras alternativas y, al mismo tiempo, hagan acopio de la necesaria inspiración, generosidad y valor para dejar de “vivir esclavizados y sometidos a ese Gran Hermano de la Oncología que constituyen las grandes multinacionales farmacéuticas, entidades de dudosa ética a las que sólo les importan sus intereses económicos y cuyas dinámicas y motivaciones -muchas veces pseudocientíficas- llevan a tratar por todos los medios de comercializar medicaciones cada día más tóxicas, menos efectivas y más caras…..”.

Un grupo de prestigiosos oncólogos médicos e investigadores en el campo de la Oncología -básica y clínica- ha decidido enviar a través de Discovery DSALUD una Carta abierta al Dr. Mariano Barbacid -Director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)- en la que le solicitan responda públicamente a una serie de cuestiones de vital importancia en el momento actual de la investigación del cáncer y diga si está de acuerdo en que “ha llegado la hora de hacerse un replanteamiento global sobre esta patología, muy especialmente en lo que a la manera de afrontarla se refiere dado el fracaso de los actuales tratamientos médicos en la mayoría de los tumores malignos”.
Los firmantes -miembros de la International Society for Proton Dynamics of Cancer (ISPDC) o Sociedad Internacional de la Dinámica de Protones en el Tratamiento del Cáncer (www.ispdc.net )-, son el Dr. Salvador Harguindey –del Instituto de Biología Clínica y Metabolismo (IBCM) de Vitoria y vicepresidente de la mencionada sociedad-, el Dr. Stefano Fais -Director de la Sección de Medicamentos Antitumorales del Departamento de Investigación Terapéutica y Evaluación de Medicinas del Instituto Nacional de la Salud de Roma (Italia) y presidente del ISPDC-, la Dra. Miriam L. Wahl –ex Directora del Laboratorio de pH Tumoral de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EEUU) y miembro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Baltimore (EEUU)- y el *Dr. Stephan J. Reshkin* -profesor del Departamento de Fisiología General y Ambiental de la Universidad de Bari (Italia)-.

La carta –extensa y técnica- aparece íntegra en el número de Discovery DSALUD que salió a la venta el  viernes 24 de diciembre- y en ella se denuncia que la afirmación de que la palabra “cáncer” engloba en realidad “a más de 200 enfermedades distintas” es una aseveración que “corresponde a una visión obsoleta del cáncer que se opone frontalmente al moderno paradigma surgido en la Oncología hace escasos años”.

“(…) Cabe preguntar tanto al Dr. Barbacid como a quienes con él comparten aún la misma reduccionista y disgregadora cosmovisión oncológica –agrega la carta- qué es lo que en verdad sabe la mayoría de los investigadores en la actualidad sobre la naturaleza íntima y esencial de las enfermedades neoplásticas para sostener que el cáncer son "200 enfermedades diferentes" 



 Es regla de oro de la Medicina que sólo llegando a la raíz, a lo que subyace en cualquier problema de salud, se puede acceder a una comprensión racional e interpretación correcta de una patología, paso previo imprescindible para aspirar tanto a prevenirla, como a tratarla adecualdamente una vez se haya manifestado.
Sin conocer la causa o causas primarias (etiología) los mecanismos intermediarios (etiopatogenía) y la esencia íntima de una enfermedad (su naturaleza) no se puede siquiera pensar en superarla. Y eso es así muy especialmente en este caso porque como ya dijo el padre de la bioquímica del cáncer Otto Warburg, solo podremos curar lo que primero podamos entender.

La Carta Abierta plantea a continuación numerosas preguntas al Dr. Barbacid y a quienes con él comparten su trasnochada visión del cáncer solicitando que las responda públicamente para conocimiento de médicos y medios de comunicación.
” El enfoque y paradigma conceptual asumido hasta hoy está muerto –se afirma en la carta-. Ha sido necesario replantearse todo lo que se cree saber sobre esta patología desde la raíz antes de haber conseguido poder integrar sus muchas caras y ramas dentro del árbol de la ciencia de una unidad superior, el llamado ‘paradigma emergente’”. Y se añade: “¿No se puede -o no se quiere- entender aún que ha llegado ya la hora de que los profesionales de la investigación oncológica de todo el mundo se conciencien de esta realidad y de que deben familiarizarse cuanto antes con las claves de los principales sistemas energéticos del funcionamiento anormal y específico de *todas *las células y tumores malignos?”
Más adelante se afirma: “Tal vez haya llegado la hora -o esté cada vez más cerca- de que los oncólogos básicos y clínicos consigan despertar y decidirse a plantear otras alternativas y, al mismo tiempo, hagan acopio de la necesaria inspiración, generosidad y valor para dejar de “vivir esclavizados y sometidos a ese Gran Hermano de la Oncología que constituyen las grandes multinacionales farmacéuticas, entidades de dudosa ética a las que sólo les importan sus intereses económicos y cuyas dinámicas y motivaciones -muchas veces pseudocientíficas- llevan a tratar por todos los medios de comercializar medicaciones cada día más tóxicas, menos efectivas y más caras”.
La carta, que puede leerse íntegra en el número de Discovery DSALUD que se encuentra a la venta en los kioscos, termina diciendo: 

“En suma, los abajo firmantes postulamos un nuevo paradigma integral, unitario y radical de las enfermedades neoplásicas, por entender que todos los tumores malignos tienen más factores en común que diferencias entre ellos, tal como ha sido consensuado en el reciente I Congreso Internacional de la Sociedad para el Estudio de las Dinámicas de Protones en el Cáncer celebrado a principios de septiembre pasado en Roma (www.ispdc.com ). Ello “exige abandonar”, también radicalmente, “el actual modelo analítico-reduccionista y desintegrado que insiste en que la palabra cáncer designa a más de 200 enfermedades distintas que han de ser tratadas con infinidad de combinaciones farmacológicas diferentes a pesar de que a día de hoy,  los quimioterápicos han demostrado ser más tóxicos que eficaces”, exceptuando los tumores germinales y algunas leucemias y linfomas, neoplasias que conforman una muy reducida minoría dentro del conjunto de todos los tumores malignos. Y eso significa que persistir en el camino trillado sólo puede ahondar aún más en el mayoritario fracaso terapéutico de la Oncología Médica actual al mismo tiempo que impedir y detener todo posible avance y verdadero progreso”.