Copiado del blog de Joan Ferrán. MI político favorito, por ser en ocasiones, cuando ésta lo requiere, "políticamente incorrecto".
Margarita Rivière
El mundo no se ha acabado. España no se ha roto. Pero llegar a septiembre de 2009 ha sido una hazaña considerable: sortear crisis, pandemias, catástrofes reales o imaginarias, populismos vivos o difuntos, zafarranchos y zapatiestas, independencias, dependencias, paro, subempleo, sobrecualificación, agujeros negros y amarillos, virus, Rajoy y ZP incluidos, para sobrevivir. Qué enorme epopeya. ¿Quién hubiera dicho hace un año que llegaríamos hasta aquí? ¿Se atreve alguien a negar el gran éxito que supone superar el frenesí, el purgatorio, la ultracreatividad, Facebook, los pijo-independentistas y el reino del ingenio, la autocomplacencia, la anomia y el cachondeo borde en que se ha convertido la vida pública en este país?Y cuando hablo de país me refiero a algo tan vasto y grandioso como para albergar a la vez a Andreíta y a Fèlix Millet, a Laporta, a Garzón y a Carod, a TV-3 y a Belén Esteban, además de tantos invitados: desde Evo Morales a los Beatles, desde Berlusconi al señor de los trajes de Valencia, desde Bru de Sala a Leire -Jesús- Pajín y familia. ¿Es que hay algo más posmoderno en el mundo que los consumidores de este mejunje cultural? ¿Acaso se ignora el mérito que es haber pasado por todo ello y seguir vivos? Es admirable la resistencia de las malas hierbas a las peores influencias y a las vidas de los santos -que diría Eduardo Mendoza- contemporáneos. Qué festín descubrir que sobrevivimos a tanto ajetreo de buenas intenciones y tonterías con pretensión trascendente: el mundo se acaba, pero aquí estamos todos, otra vez. Es septiembre.Y se vuelve con ganas: dispuestos a lo que sea, en Benidorm, en Arenys de Munt, en La Moncloa o en la Cochinchina. La generación del ji, ji, ja, ja, je, je (esa que abomina de los llamados, ¡uf!, progres) se ha puesto manos a la obra y pronto no hará falta que Montilla haga discursos, sino que bastarán las carantoñas de sus imitadores, y Belén Esteban, cual Agustina de Aragón posmoderna -¡arriba la Esteban!- salvará a España. Estos son los productos para la exportación que ofrecen al mundo los nuevos talentos del país. Ha costado trabajo llegar hasta aquí, pero el futuro es espléndido.
posted by Joan Ferran @ 6:56 PM
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